Corría el minuto 18 de la segunda parte cuando Cuca decidió realizar un cambio en Defensores del Chaco. El técnico del Atlético Mineiro sorprendió a todos al quitar a su gran estrella, Ronaldinho, y dar entrada a Gilherme. La respuesta del técnico al final del partido fue contundente: "Estaba mal. No estaba jugando bien y es un jugador como otro cualquiera".
Muchos apuntan al Gaúcho como uno de los grandes responsables de la pobre imagen del conjunto brasileño en el partido de ida de la final de la Libertadores. Lo cierto es que pocos futbolistas ofrecieron el rendimiento esperado pero la condición de estrella del ex del Barça, unida a la sensible ausencia de Bernard, le señalaban como el líder indiscutible en un partido en el que Mineiro debía dar la cara.
Resignado con el cambio
El mal resultado obtenido y las pocas opciones en ataque del equipo de Cuca provocaron que Ronaldinho fuera uno de los sacrificados. Su cara al ser sustituido era de pocos amigos y su estancia en el banquillo durante casi media hora se caracterizó por la apatía y el silencio. Ronaldinho permaneció inmóvil, casi indiferente ante la dura derrota que se consumaba sobre el césped del estadio paraguayo.
Pese a todo, el Atlético Mineiro se encomienda, ahora más que nunca, a la magia de su estrella para repetir la remontada de semifinales ante Newell's. La Libertadores está en juego y los de Belo Horizonte necesitan la mejor versión del Gaúcho para hacer historia.
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